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En el programa «Coaching para ti». enComunicación de esta semana hemos hablado de la Escucha Activa como una habilidad importante para las conversaciones en nuestra vida cotidiana.

Cuando nos referimos a escucha activa hablamos de “soltar” las opiniones que tenemos sobre el otro y prestarle una atención plena y completa.

Se trata de guardar silencio, dejar que la otra persona se exprese y que termine la idea.

No sólo supone estar pendiente de lo que dice la persona, sino también de cómo lo dice, con qué palabras, los gestos corporales, la emoción con que habla…

En esencia, interpretar lo que está diciendo en todo su conjunto.

Preguntar también es clave en esta escucha activa para saber qué significan determinadas palabras relevantes en el mundo de la persona. Escuchar qué opiniones tiene, qué hechos apoyan esas opiniones, en definitiva, en qué experiencias sostiene lo que dice.

La escucha activa también es dedicar el tiempo y el espacio necesarios para la conversación. Y fundamentalmente: !la atención! De nada sirve todo lo anterior, si no ponemos los cinco sentidos a la persona que tenemos delante.

Seguramente todos nosotros habremos visto familias, parejas o amigos sentados en una mesa tomando algo y a la vez atentos a sus móviles, mirando única y exclusivamente la pantalla.

Es cierto que nuestras comunicaciones han avanzado mucho con la tecnología. Esto es muy positivo!! Pero el uso que a veces hacemos de los medios que tenemos a nuestro alrededor es abusivo.

Perdemos detalles y momentos que pueden ser de gran valor en nuestra vida «presencial», a diferencia de la virtual.

Otro aspecto relacionado con la escucha activa, y muy importante, es el de aceptar si la otra persona no quiere conversar o no es el momento adecuado para mantener una conversación.

Ahí la escucha activa es necesaria a través de «leer entre líneas» los mensajes que nuestro interlocutor nos da para que entendamos que no es el momento de hablar. Y si no estamos seguros, preguntarlo con tranquilidad y directamente. No es problema alguno, en todo caso posponemos la conversación para otro momento más oportuno.

Otras situaciones que ponen a prueba nuestra capacidad de escucha activa son esas llamadas telefónicas que se cuelan en nuestra casa… vendedores que quieren vender a toda costa, leyendo su argumentario al pie de la letra y casi sin respirar.

Reconozco que la mayoría de las veces trato con amabilidad y respeto a estas personas porque realizan un trabajo muy difícil. Sin embargo, también deberían ser instruidos en la aceptación del «no, gracias» sin entrar a debatir con la persona a la que han llamado.

Un caso real sucedido hace unos días.  Intentaron venderme por teléfono una tarjeta de crédito explicando todas las características financieras en un lenguaje ininteligible para los nos expertos. La vendedora prácticamente no dejaba de hablar, casi ni respiraba.

– Alcancé a decir… Por favor, ¿puede enviarme la información por mail para que pueda entender qué es lo que me está diciendo y valorar lo que me quiere vender?

– No, -dijo ella- no le puedo enviar ninguna información escrita. Sólo por teléfono. No se preocupe, se lo puedo repetir de nuevo.

– ¿Me va a repetir lo mismo que antes? Perdone, me está hablando de conceptos que no entiendo y que en una llamada telefónica no vamos a resolver. Por favor, ¿puede enviarme un mail…?

– Ella cortando la frase!!! Se lo puedo explicar otra vez para que lo entienda….

– (ahora fui yo quien corté) Entiendo que su trabajo es venderme algo que no necesito. Muchísimas gracias por su atención …!!y colgué!!

Por último, la escucha activa también puede aplicarse a la lectura activa. ¡!Cuantas veces hemos leído rápidamente cualquier mail o un Whatsapp interpretando conflictos o situaciones distintas a las reales!!

También puede escucharse en el Canal de Ivoox http://encomunicacion.ivoox.com y en el Podcast de iTunes poniendo “encomunicacion” o descargarte el audio completo.

Puedes encontrar el resto de colaboraciones en la sección de Artículos de Anathenea o en la categoría de este blog.