¿Cómo es nuestra huella en la vida? Esta fue la reflexión que compartí en el programa enComunicación de la semana pasada.
Hace unos días escuché a una persona decir que no somos imprescindibles y que las organizaciones y el mundo en general pueden seguir funcionando sin nosotros.
Efectivamente, esa afirmación es cierta. Sabemos que todo ha funcionado antes de llegar nosotros a este mundo y, cuando nos vayamos, lo seguirá haciendo, más allá de algunos matices…
Esos matices que pueden significar una mejoría o un desarreglo en una organización, una sociedad o en una familia, ¿podrían relacionarse con determinadas actitudes y acciones de personas según el rol que tengan en cada momento?
La historia de la Humanidad revela que sí. En sus páginas tenemos numerosos protagonistas que cambiaron su entorno o el curso de situaciones relevantes para las sociedades u organizaciones a las que pertenecieron.
En 1966 350 estudiantes universitarios de Estados Unidos participaron en una encuesta psicológica sobre desarrollo personal y felicidad. Once años más tarde, la psicóloga Susan Krauss Whitbourne contactó con estas personas y les volvió a preguntar década a década hasta recopilar datos de cuarenta años.
En 2010 publicó los resultados de esta amplia investigación en el libro The Search for Fulfillment. Su conclusión fue que lo que hacemos y lo que dejamos de hacer, de manera positiva o negativa, más o menos trascendente, supone dejar huellas a nuestro alrededor. Esto es lo que Krauss llama “huella de vida”.
Nuestras decisiones, acciones o palabras, por insignificantes que parezcan, pueden influir de forma muy intensa en los demás.
Ahora bien, creemos realmente que, en nuestra familia, en las amistades y en el entorno personal y profesional que tenemos ¿todo seguirá igual después de nuestro paso?
¿O habremos dejado una huella en cada etapa de nuestra vida y en los distintos ámbitos en los que hemos participado?
Para conocer y medir el impacto de nuestra huella de vida, Susan Krauss, preparó un test de diez preguntas. Las respuestas deben responderse en una escala numérica del 1 al 5, siendo el 1 el desacuerdo total y el 5 el grado de satisfacción máxima:
1.- Otras personas me dan las gracias por cómo los he ayudado cuando pasaban por situaciones difíciles.
2.- Las tareas que realizo, en todos los ámbitos, mejoran la vida de los demás.
3.- Un amigo de un amigo se ha sentido influido positivamente por algo que yo he hecho.
4.- Creo que tengo muchas cosas positivas que aportar a los demás y hago todo lo necesario para que sea así.
5.- Para mí es importante que mi familia piense que la apoyo y que estoy para ayudar cuando sea necesario.
6.- He sabido que una conversación mantenida con alguien sirvió para motivarle y que consiguiese un objetivo importante o solucionase un problema.
7.- Puedo afirmar honestamente que mi trabajo o mi papel en la familia o grupo de amigos tiene un impacto positivo en los demás.
8.- Cuando establezco metas tengo más en cuenta el efecto positivo que tendrán en otras personas que las recompensas materiales para mí.
9.- Soy consciente de que cada una de mis decisiones, acciones u opiniones pueden tener una gran influencia en los demás, de forma positiva como negativa.
10.- Existen varios casos en los que mis consejos ayudaron a alguien a tomar una buena decisión.
Si la puntuación final de este test está próxima a los 40 puntos supone que ya estamos dejando una huella positiva. Si está en torno a los 20 puntos tendremos que replantearnos cómo son nuestras relaciones con los demás y, lo más importante ¡nuestra actitud ante la vida!
En Píldoras de Inspiración tenemos varios ejemplos de personas que están dejando una verdadera huella a su alrededor.
Y nosotros ….
¿qué huellas estaremos dispuestos a dejar?