En esta
época es muy normal hacer un repaso de lo que hemos vivido. Las personas que
nos han acompañado y las que se han marchado, los pasos que hemos dado en
nuestro crecimiento personal y profesional, los sueños que se han cumplido, …y
también lo que no hemos podido lograr y las
lecciones que hemos aprendido de nuestros propios errores.
Como si se
tratara de un Balance financiero, abrimos las cuentas del Activo y del Pasivo
de lo que ha sido nuestra vida en este año para responder a preguntas
esenciales y colocar nuestras respuestas en uno u otro lado. Así, sabremos de
manera muy gráfica qué energía nos impulsa hacia adelante y qué opciones
tenemos que superar.
Propongo
realizar este balance vital en cuatro niveles de profundidad.
En el plano
material y físico:
¿Cómo es nuestra salud? ¿Cómo la cuidamos? ¿De qué manera nos
nutrimos y vivimos una vida sana?
¿Cómo está nuestra casa? ¿Vivimos en una situación cómoda? ¿Cómo
mantenemos nuestro espacio vital en ella?
¿Cómo están nuestras finanzas? ¿Qué situación económica tenemos?
¿Cómo administramos nuestras entradas y salidas de dinero?
¿Y nuestro trabajo? ¿Es todo lo agradable que nos gustaría o podríamos
cambiar a algo mejor? En el caso de no tenerlo, ¿Cómo podemos acceder a un
empleo o crear el nuestro propio?
Pasamos de
lo tangible a lo intangible ahora con el plano emocional:
¿Cómo están nuestras relaciones?
¿En qué entorno familiar vivimos ¿Cómo nos sentimos con nuestros
padres, parejas, hijos, hermanos…?
¿Cómo son nuestras amistades? ¿podemos contar con ellas en
momentos que necesitamos escucha y apoyo?
¿Cómo es nuestra relación con los colegas de trabajo?
En el plano
mental:
¿Qué hemos aprendido o qué necesitamos aprender para estar al
día en nuestra profesión o en nuestras aficiones?
¿Nos hemos “reciclado” en aprendizajes técnicos?
¿Hemos viajado a algún país distinto al nuestro? ¿qué hemos
vivido y aprendido allí en comparación objetiva con nuestro entorno geográfico
habitual?
Por último,
en el plano espiritual o más trascendente:
¿Hemos sido altruistas con los demás? ¿Hemos colaborado como voluntarios con alguna iniciativa solidaria?
¿Hemos ayudado a personas cercanas o no tan cercanas a la hora
de escuchar sus problemas o de animarlas u orientarlas en algún aspecto
práctico?
¿En qué medida hemos vivido experiencias trascendentes o de
desarrollo personal en el año?
¿Nos hemos conectado con nosotros mismos a través de la
meditación, de la contemplación de la Naturaleza o de alguna actividad
creativa?
Con esta
“auditoría interna” podremos evaluar aciertos y frustraciones que hemos tenido
en las diferentes áreas de nuestra vida. Nuestro objetivo es disfrutar de una
vida plena y feliz. Y, para alcanzar la felicidad, primero tenemos que
identificar los obstáculos que se interponen en el camino, solucionarlos en la
medida que sea posible y centrarnos en los aspectos positivos para vivirlos en
plenitud, potenciando nuestro optimismo y autoestima.