Los cambios forman parte sustancial de la vida. Algunos de ellos no los podemos esquivar ni controlar de forma total.
Se trata de asumir esta situación, por difícil que sea, y adaptarse. Y a consecuencia de este paso y la travesía del propio proceso de cambio, encontrar lo positivo que existe en cada circunstancia que nos toca vivir.
La enseñanza del cambio, a mi modo de ver, sería como transitar por el mitológico “camino del héroe/heroína” donde nos encontraremos con toda clase de gigantes, peligros y amenazas, pero también con todo tipo de ayudas y oportunidades.
En el post anterior comentamos las etapas más difíciles del cambio: negación, frustración y depresión.
Ahora trataremos las últimas fases que nos llevan desde la adversidad a la búsqueda de oportunidades y nuevos caminos, con horizontes optimistas y positivos.
Comenzamos por la Exploración que se inicia cuando las personas, las organizaciones ya han reconocido y aceptado el cambio como tal. En este nuevo escenario se buscan opciones mejores a las anteriores para vivir en la nueva etapa.
En esta transición el cambio se asume de manera positiva. Las personas y las organizaciones no están tanto en el foco interior de sí mismas, sino que comienzan a enfocarse en el entorno, en las novedades que se pueden presentar alrededor.
Las actitudes y comportamientos se centran en:
- Buscar nuevas formas de actuar y pensar
- Descubrir nuevas posibilidades
- Resolver problemas.
- Asumir riesgos y probar nuevas cosas.
- Creatividad y abundancia de ideas.
Y por último, llegamos a la fase de Aceptación donde el cambio está instalado y superado plenamente. Aquí es donde empezamos a ser más optimistas y productivos tanto como personas como organizaciones. Se recupera la confianza y la sensación de logro y crecimiento.
Las actitudes y comportamientos característicos son:
- Se adquieren nuevas habilidades
- Se toma conciencia del proceso de cambio y del camino recorrido
- El trabajo es más eficaz y eficiente.
- Se alcanzan resultados que animan a continuar con el esfuerzo.
Este proceso que se explica linealmente, a veces no lo es tanto, debido a que en algunas fases nos asaltan bloqueos, dudas, temores tan intensos que nos llevan a desandar el camino y retroceder. Lo importante es comprender cómo funciona el “juego”.
Algo similar a ciertos juegos infantiles, como el de la oca, donde a veces tenemos que esperar indefinidamente hasta poder avanzar, otras veces vamos hacia atrás y en otras tomamos impulso y recorremos con facilidad todos los pasos hasta llegar a destino.
Esto, por difícil que resulte asumirlo, está bien. Todas esas circunstancias son enriquecedoras, nos fortalecen y ayudan a vencer los obstáculos, a explorar nuevos horizontes que nos harán crecer como personas o como organizaciones.
Es la travesía que debemos aceptar para vivir la vida en plenitud…
Estoy convencida que esta es la gran enseñanza. Al menos para mí y para quienes fueron mis maestros y me transmitieron sus experiencias en este camino del coaching.