En el programa EnComunicación de EsRadio Valencia FM hablamos de una emoción –el orgullo– un tanto controvertida según sea la perspectiva desde la que se trate.
El Diccionario de la RAE define “orgullo” textualmente como “arrogancia, vanidad, exceso de estimación propia, que a veces es disimulable por nacer de causas nobles y virtuosas”.
Pero esta definición muestra una visión muy reducida de la palabra. Si buscamos más, encontramos significados de “orgullo” relacionados con las causas que producen esta emoción:
- Satisfacción por algo propio o cercano a uno que se considera valioso
- Persona o cosa que produce este sentimiento
- Amor propio o pundonor
Lo anterior muestra un sentimiento elevado de dignidad personal, entendido como admiración y reconocimiento tanto propio como ajeno. Esta emoción surge, por ejemplo, cuando se han atravesado situaciones difíciles con resultados que superan con mucho los estándares normales.
Por otro lado, el orgullo, a veces, tiene una perspectiva negativa. Puede construir muros entre los demás y la persona que se ha vuelto demasiado egocéntrica al pensar sólo en sí misma. Actitudes como considerar que la opinión propia es la única que vale, no reconocer las equivocaciones, esperar que los demás sean quienes den el primer paso cuando hay conflictos, creerse imprescindible, ..etc, son características de esta emoción llevada a exceso.
¿Qué hacer para gestionar el orgullo de forma positiva?
- El primer paso consiste en reconocerlo y aceptarlo.
- Darnos cuenta de que nosotros no “somos” el cargo, ni el rol que asumimos en algún momento de nuestra vida, ni tampoco las posesiones materiales que tenemos. Asumir que todo eso es algo temporal y que aquí quedará cuando finalicemos nuestra existencia física.
Me gusta recordar la frase que escuchaban los césares y los generales de Roma, de boca de un esclavo subido a su lado en el mismo carro, cuando entraban victoriosos en la ciudad con el triunfo conseguido en las batallas: “Mira hacia atrás y recuerda que tan sólo eres un hombre…”
- Aprender de los errores cometidos
- Perdonarnos a nosotros mismos de lo que no hemos sabido o no hemos querido ver.
- Aceptar a los demás con todas sus diferencias hacia nosotros. Todo encierra algo positivo
- Potenciar la comunicación para comprender a la otra persona y llegar a acuerdos
Por el contrario, cuando la emoción del orgullo está en su nivel mínimo, podemos hablar de un problema de baja autoestima e inseguridad personal.
Desde la situación concreta en la que se está produciendo la baja autoestima, los pasos a seguir serán:
- Pedir ayuda cuando es necesario. En ocasiones cuesta mucho dar este paso y asumir que a veces solos no podemos con determinadas circunstancias.
- Desde coaching, analizar los hechos con la persona para saber si su perspectiva se basa en realidades o en suposiciones
- Identificar y entender las situaciones propias y/o ajenas que no permiten crecer, que frenan la vida que se quiere conseguir
- Afrontar el miedo y abandonar el victimismo
De esta manera, en mi opinión, encontraremos los recursos internos que impulsen a la persona para tomar las decisiones necesarias y salir adelante. En definitiva, lograr la “energía” de la motivación, el esfuerzo y la dedicación.
Con estos pasos, habremos conseguido alcanzar un sano orgullo que nos nutre con su perspectiva más positiva: el afán de superación y la dignidad.